Diana Paola Lorduy y Christian
Marcelo Meza Alvarez
Este documento, es una tesis de
grado, realiza un análisis detallado sobre el narcotráfico en nuestro país,
pues ambos medios de comunicación tenían y tienen la mayor credibilidad al
interior de la opinión pública generando reacciones y actitudes sobre este
suceso en Colombia.
En la década de los 80’s el diario
“El Espectador” le declaró la guerra al narcotráfico, a través de sus noticias,
informes y editoriales, en un contexto político de transición presidencial
entre Belisario Betancourt y Virgilio Barco
Vargas; la guerra entre mafias y que se encarnizó a muerte con los
periodistas jueces, quienes buscaban
sacar a luz los movimientos de los carteles de droga.
Entre 1986 y 1987, las acciones de
los narcotraficantes a menudo se vinculaban con los personajes de la vida política y empresarios de diversos
sectores, así las denuncias constantes se veían entorpecidas por acciones terroristas; los periodistas
anteponían el derecho a la libertad de expresión primero el derecho a la vida,
un ejemplo de ello es el periodista Guillermo Cano Isaza, asesinado en
diciembre de 1986, por ordenes de Pablo Escobar.
En la guerra contra el narcotráfico,
como lo nombran los expositores, los periodistas se convirtieron en la
principal amenaza para las mafias,
usando como recurso la palabra, al denunciar los movimientos
narcotraficantes; como retaliación, los narcotraficantes: les amenazaban, amedrentaban
y acababan con sus vidas.
Otro aspecto negativo del
narcotráfico en los periodistas, fue que en la lucha de encontrar la
objetividad y profundidad de los hechos, los diarios nacionales cayeron la
especulación y la superficialidad divida en partidos políticos de izquierda y
derecha donde la palabra no era libre.
Este proceso periodístico en el diario “El
Espectador” mostraba una libertad
limitada, no por las autoridades sino por los mismos periodistas que temían por
sus vidas, pese a las circunstancias, en la editorial “los vaivenes de la
extradición” publicada el 16 de julio de 1987,
donde se pedía la aprobación del tratado de extradición. Estos “voceros
de la verdad”, como los llaman los autores,
orientaban la opinión pública, dejando ver su emotividad, ocasionaban
negativos comentarios entre los lectores, pues el periódico perdía su
objetividad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario